Para un Brasil que necesita encontrar el camino hacia un crecimiento sostenible y más inclusivo, con mejoras urgentes en la educación, el debate fue decepcionante.
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¿Alguien ganó? Cada uno tiene sus propias conjeturas, nadie lo sabe con certeza. Pero parece claro que el debate de este domingo, día 16, no fue suficiente para cambiar las encuestas de intención de voto. Lo que indica un liderazgo claro –pero no cómodo– de Lula.
Todavía nos quedan casi dos semanas de campaña, otro debate y cualquier cosa puede pasar en un país cuyos límites éticos y morales se han ampliado hasta fronteras aún desconocidas.