Créditos de la imagen: AFP

Huelga de limpieza en París: montañas de basura se convierten en atracción turística

La Ciudad de la Luz, uno de los íconos del turismo global más visitados del mundo, está irreconocible. Cualquiera que camine por las calles de París tiene que esquivar la basura acumulada en las calles y aceras en medio de la huelga de los barrenderos. Los trabajadores de la limpieza se cruzaron de brazos hace una semana contra la impopular reforma de las pensiones. A orillas del río Sena, la basura bloquea la vista de la catedral de Notre-Dame.

“Nunca había visto esto”, dice asombrado un canadiense. Los turistas quieren ver la Torre Eiffel desde la impresionante explanada del Trocadero, pero al bajar del metro primero deben atravesar una pared de bolsas de plástico. En el centro, los otrora románticos callejones están llenos de cajas y cartones, a veces con comida en mal estado.

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“Nunca había visto esto en Canadá”, dice Omera, una turista canadiense con el pelo teñido de rosa, justo después de fotografiar la basura amontonada en Saint-Michel, en el Barrio Latino. “¡Esto hará que los turistas huyan!”, afirma.

Martín Ruiz, un estadounidense de 18 años, lamenta el olor: “Es asqueroso”.

“El olor es desagradable al comer o caminar por la ciudad”, dice la turista mexicana Ángeles Mosqueda, frente a la Ópera de París.

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La Ciudad de la Luz, que recibió alrededor de 34,5 millones de turistas en 2022 según las autoridades, tiene que afrontar la interrupción de los servicios básicos provocada por una población descontenta con la reforma que afectará a la jubilación de la población, propuesta por el presidente liberal, Emmanuel Macron, y rechazado por dos de cada tres franceses.

Para obligar al gobierno a dar marcha atrás, los sindicatos intensificaron sus acciones la semana pasada después de organizar grandes manifestaciones en enero y febrero.

El motivo de la huelga

Nabil Latreche, de 44 años, denuncia que tiene que trabajar más tiempo, a pesar de tener un trabajo “doloroso”. “Trabajamos bajo la lluvia, la nieve o el viento (…) Cuando estamos detrás del camión, respiramos cosas volátiles. Tenemos muchas enfermedades profesionales”, afirma.

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Cuando me jubile, “sé que viviré pobre” con una pensión de no más de 1.200 euros (1.280 dólares), lamenta Murielle Gaeremynck, una mujer de 56 años que trabaja como barrendera desde hace dos décadas.

Sus colegas de empresas privadas, que operan en el resto de la capital, enfrentan, a su vez, el bloqueo de las plantas incineradoras. En total, este lunes se acumularon en las calles 5.600 toneladas de basura, según el ayuntamiento, un volumen que aumenta cada día.

Entre los críticos hay turistas que entienden la causa: la británica Olivia Stevenson apoya las huelgas "en cualquier lugar", en Francia, o las recientes que se apoderaron de su país.

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La basura en París “perturba la vista y el olfato”, pero “la jubilación y el salario son importantes para muchas personas”, explica.

"Evidentemente, no es lo mejor para los turistas extranjeros", reconoce el presidente de la Oficina de Turismo y de Congresos de París, Jean-François Rial, pero "no dañará la imagen" de la ciudad.

"Ni siquiera dos semanas sin recogida de basura perjudicaron a Nápoles", recuerda, insistiendo en que el conflicto social no afectará "a la frecuencia turística de esta maravillosa ciudad".

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(Fuente: AFP)

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