Unicef estima que 1,5 millones de niños corren riesgo de sufrir depresión, ansiedad, PTSD (trastorno de estrés postraumático) y otras enfermedades asociadas a la salud mental.
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Más de 5 millones de niños han sufrido interrupciones en su educación escolar, 2 de cada 3 niños y niñas refugiados ucranianos no están matriculados en el sistema escolar del país anfitrión y más de 2.300 escuelas primarias y secundarias han sido destruidas en el país invadido por Rusia.
“Eso significa 365 días en los que los niños pasaron sus cumpleaños acurrucados en refugios en lugar de en casa con sus seres queridos. 365 días donde tuvieron que adaptarse a la vida en otros países en lugar de jugar con sus amigos. 365 días en los que los niños esperaban que la vida pronto 'volviera a la normalidad'”, refleja el comunicado.
Aunque los niños y las familias ucranianos han demostrado una tremenda resiliencia, las heridas psicológicas de esta guerra pueden, de hecho, dejarles cicatrices para el resto de sus vidas.
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Siguen enfrentando el miedo, la ansiedad y el dolor asociados con la pérdida de seres queridos, la separación de la familia, el desplazamiento forzado y el aislamiento.
En una entrevista con el Canal 5 de Italia, el Papa Francisco afirmó que “quitarle la sonrisa a un niño significa… ¡una tragedia! “.
(Fuente: Unicef y Vatican News)
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