Once días después del terremoto, uno de los más mortíferos de los últimos 100 años, los rescatistas lograron sacar de entre los escombros a una joven de 17 años y a una mujer de 20.
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“Parecía gozar de buena salud. Abrió y cerró los ojos”, dijo Ali Akdogan, un minero de carbón, después de ayudar a rescatar a Aleyna Olmez en Kahramanmaras, una ciudad cerca del epicentro del terremoto.
Sin embargo, la esperanza de encontrar supervivientes ha disminuido drásticamente.
Muchas personas en las zonas afectadas se enfrentan a una emergencia paralela mientras intentan recoger sus pertenencias en medio del frío glacial sin comida, agua ni baños, lo que aumenta las posibilidades de que el desastre empeore debido a las enfermedades.
“Las necesidades son enormes, la gente está sufriendo y no hay tiempo que perder”, afirmó el secretario general de ONU, Antonio Guterres, en un comunicado, pidiendo fondos para ayudar a las víctimas.
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Guterres dijo que las contribuciones brindarían alivio durante tres meses a 5,2 millones de personas.
El dinero "permitiría a las organizaciones de ayuda ampliar rápidamente su apoyo vital" en áreas como seguridad alimentaria, protección, educación, agua y refugio, añadió.
"Insto a la comunidad internacional a intensificar y financiar plenamente este esfuerzo crucial en respuesta a uno de los peores desastres naturales de nuestro tiempo".
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(Con AFP)