Esta manifestación se produce en un contexto de fuerte tensión por el conflicto entre Israel y las fuerzas palestinas, que se ha saldado con alrededor de 200 muertos este año, 35 de ellos en una guerra entre el 9 y el 13 de mayo en la Franja de Gaza.
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Los palestinos del este de la ciudad han cerrado las puertas de sus establecimientos y tienen prohibido entrar por la Puerta de Damasco en la Ciudad Vieja de Jerusalén, sector anexado por Israel, para dar paso a los manifestantes.
Los corresponsales de la AFP vieron cómo algunos nacionalistas israelíes atacaban a periodistas con botellas y piedras, mientras otros gritaban "muerte a los árabes". Poco antes vieron a jóvenes judíos escupir a los palestinos y atacar a uno de ellos.
En la Franja de Gaza, miles de personas se reunieron en la frontera, muchas de ellas ondeando banderas palestinas, mientras el ejército israelí utilizaba gases para dispersar a quienes se acercaban a la barrera.
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Una fuente de seguridad palestina dijo que Hamás, el movimiento islámico palestino que gobierna Gaza, lanzó un “cohete de advertencia” al mar.
Marcha “provocativa”
La anexión de Jerusalén oriental y la Ciudad Vieja nunca fue reconocida por la comunidad internacional.
El miércoles, Nabil Abu Rudeina, portavoz del presidente palestino Mahmud Abbas, criticó la organización de esta marcha "provocadora", que considera una prueba de "la aprobación por parte del gobierno israelí de las opiniones de los extremistas judíos".
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Hamás condenó “la campaña de ocupación sionista contra nuestro pueblo palestino en la Jerusalén ocupada”. Los manifestantes son “un peligro, llaman a las puertas de las tiendas y de nuestras casas”, declaró Abu al Abed, de 72 años.
Esta celebración tiene lugar “3.000 años después de su fundación por el rey David, 75 años de su refundación como capital del renacido Estado de Israel, y 56 años de su reunificación”, declaró este jueves el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. .
“Jerusalén es nuestra para siempre”, dijo a los periodistas Itamar Ben Gvir, un ministro israelí de extrema derecha, presente durante la marcha.
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La manifestación, que tradicionalmente atraviesa la Ciudad Vieja de Jerusalén, debe terminar en el Muro de las Lamentaciones, un lugar sagrado para los judíos, situado debajo de la Explanada de las Mezquitas, el tercer lugar sagrado del Islam.
La explanada está construida sobre el Monte del Templo, el lugar más sagrado para los judíos, que pueden visitarlo pero no pueden orar.
2.500 policías
En 2021, y tras semanas de violencia en Jerusalén que dejaron decenas de palestinos heridos, durante la marcha estalló una guerra de 11 días entre Hamás e Israel.
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En 2022, 79 personas resultaron heridas en enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los palestinos.
Este año, la policía israelí dijo que envió 2.500 agentes a Jerusalén para garantizar el orden público.
Para Tom Nissani, un israelí de 34 años que defiende las visitas de los peregrinos al Monte del Templo, Jerusalén “es nuestra capital, debemos mostrarlo, alegrarnos y luchar por ella”.
Por el contrario, un grupo pacifista israelí distribuyó flores a comerciantes árabes en la Ciudad Vieja por la mañana para apoyarlos y protestar por el cierre de sus negocios.
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