La presencia de un Papa en el funeral de su predecesor no tiene precedentes en la historia reciente de la Iglesia.
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Poco antes de que el ataúd fuera transportado al interior de la Basílica de San Pedro para su entierro, el Papa Francisco dijo que le presentó sus últimos respetos: “Benedicto (…) que tu alegría sea perfecta escuchando definitivamente, y para siempre, la voz del Señor”.
El Papa argentino habló frente al ataúd de madera donde reposa el cuerpo de Joseph Ratzinger, con una copia de los Evangelios encima y colocado en el atrio de la Basílica.
Francisco estuvo rodeado por cinco cardenales en el altar instalado en el atrio que domina la inmensa explanada. Terminada la misa, de pie, apoyado en un bastón y sin vestiduras, Francisco bendijo el féretro y lo tocó con la mano para despedirse.
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“Santo subito”
Entre los fieles que asistieron a la ceremonia se encontraban numerosos sacerdotes y monjas, que hicieron fila desde la madrugada para entrar a la Plaza.
“Para mí es un gran 'doctor' (título para los santos eruditos) de la Iglesia. Siempre pensé así”, dijo a la AFP la monja mexicana Erica Merino Peña, una de las primeras en ingresar.
Entre la multitud destacaba un cartel con la leyenda “Santo subito”, que recordaba los cánticos de la multitud en 2005, que pedían la pronta canonización de Juan Pablo II.
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El funeral del pontífice alemán, que renunció al trono de Pedro en 2013 tras ocho años de pontificado, fue “solemne pero sobrio”, como deseaba Benedicto XVI.
50 mil personas, 4 mil religiosos
La ceremonia duró una hora y 20 minutos y fue concelebrada por al menos 4.000 religiosos, entre cardenales y obispos de todo el mundo.
Entre los presentes se encontraban varios jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos los presidentes de Italia, Polonia, Hungría, Portugal, el rey Felipe de Bélgica y la reina emérita de España Sofía, así como diplomáticos de diversas nacionalidades.
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Según fuentes vaticanas, asistieron unas 50.000 personas.
En total, 195 mil personas asistieron al velorio durante tres días, de lunes a miércoles.
Medallas
Como Joseph Ratzinger renunció al ministerio antes de morir, su funeral respetó parte de la liturgia reservada a los papas, pero “con algunas diferencias”, señaló el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni.
Se mantuvo la tradición de colocar medallas y monedas acuñadas durante su reinado, así como palios, sobre el ataúd de ciprés.
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Dentro del ataúd también se colocó un breve resumen del pontificado, antes de ser sellado y colocado en un cofre de zinc.
Este jueves, el Vaticano difundió el texto, en el que se refiere a Benedicto XVI como “papa emérito” y cita la frase en latín que pronunció durante su dimisión el 11 de febrero de 2013.
En Alemania, la conferencia episcopal invitó a las iglesias del país a tocar las campanas a las 11 de la mañana, en honor al primer Papa alemán de la era moderna.
Nacido en 1927, Joseph Ratzinger enseñó teología durante 25 años en Alemania antes de ser nombrado arzobispo de Munich.
Después de un pontificado marcado por múltiples escándalos e intrigas y de haber pasado los últimos diez años de su vida orando y estudiando, Benedicto XVI fue acusado a principios de 2022 de haber encubierto a cuatro sacerdotes pedófilos cuando era arzobispo en Alemania. Negó este asunto hasta el final de su vida.
Fuente: AFP
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