El dilema de las jugadoras iraníes en relación con las protestas de las mujeres

Los jugadores de la selección iraní en el Mundial han sido blanco de críticas de todos lados por representar en el campo a un país que vive una ola de protestas sin precedentes. Desde el inicio del Mundial han repetido que están en Qatar para "luchar por el pueblo y llevar alegría", en un momento en el que la República Islámica atraviesa una agitación social. Pero experimentan angustia existencial: apoyo, ¿y cómo? - ¿O no las protestas que se están produciendo en su país?

Canten o no el himno nacional, publiquen mensajes de apoyo a los manifestantes o adopten una postura más discreta. Todo puede ser usado contra ellos, fuera del país y especialmente dentro.

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La difícil situación de la selección iraní en el Mundial de Qatar la resumió el seleccionador, el portugués Carlos Queiroz, tras la derrota por 6-2 ante Inglaterra en el primer partido:

“Ni siquiera puedes imaginar lo que han pasado estos muchachos en los últimos días, simplemente porque querían expresarse como jugadores. Digan lo que digan, habrá gente que los querrá matar”, comentó.

Si el apoyo en las redes sociales o en los partidos (no celebrar goles o no cantar el himno) fue bien recibido por los manifestantes, el panorama cambió tras la reunión de Queiroz y sus tropas con el presidente ultraconservador Ebrahim Raïsi, poco antes del viaje. a Catar.

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¿Fútbol o protestas?

La herida que se abrió, en un pueblo apasionado por el fútbol y en el que la selección siempre actuó como nexo entre distintas sensibilidades políticas, se sintió contra Inglaterra.

Gritos de "libertad, libertad" resonaron en las gradas repletas de aficionados iraníes, que también gritaron el nombre del exjugador del Bayern de Múnich Ali Karimi, un crítico del poder.

La victoria por 2-0 sobre Gales en el segundo partido, que mantuvo las posibilidades del equipo de clasificarse por primera vez para la segunda ronda del Mundial, no causó revuelo.

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Antes del inicio, los jugadores cantaron a medias el himno nacional por primera vez desde que comenzaron las protestas en Irán.

Las autoridades no tardaron en celebrar la victoria, colocando una vez más al equipo en el centro de las críticas y el debate. En Twitter, el Líder Supremo Ali Jamenei tuiteó: “Los jugadores de la selección nacional iraní hicieron feliz a la nación iraní. Que Dios los haga felices”.

Después de eso, el gobierno decidió liberar a 700 prisioneros en “celebración” de la victoria.

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Si los jugadores muestran, aunque sea en silencio, apoyo a la revuelta, corren el riesgo de ser reprimidos. Y, por otro lado, hay activistas y personas queprometienen que luchar, arriesgar sus vidas en Irán y esperar que ellos sean los abanderados (…) Éste es el dilema de los jugadores. Están entre la espada y la pared. Hagan lo que hagan, sufrirán las consecuencias. Existe un riesgo real para ellos si la situación se complica aún más en Irán”.

Jean-Baptiste Guégan, profesor y especialista en geopolítica del deporte

¿Cómo AFP

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