La multa, anunciado el miércoles (20), es el resultado de una investigación que encontró que el Google no actuó de buena fe en las negociaciones con los editores de noticias y violó las normas de propiedad intelectual relacionadas con el uso de su contenido.
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Uno de los puntos centrales de la disputa gira en torno al chatbot Gemini (anteriormente Bard), impulsado por IA Google, que se entrenó con datos de editores y agencias de noticias sin su conocimiento o consentimiento. O Google luego integró el contenido protegido por derechos de autor no Gemini, sin ofrecer a los editores una compensación justa por el uso de su obra.
La multa es un hito importante en la lucha por proteger los derechos de autor y una remuneración justa en la era digital. Demuestra que los gobiernos están dispuestos a tomar medidas para garantizar que las grandes empresas tecnológicas no exploten el trabajo de los creadores de contenidos.
La decisión también tendrá importantes implicaciones para el futuro de inteligencia artificial. La medida de Francia envía una señal clara de que las empresas de tecnología deben ser más transparentes y responsables en el uso de datos protegidos por derechos de autor para entrenar sus modelos de IA.
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Sin embargo, la Google no está de acuerdo con la multa, alegando que es desproporcionada y no tiene en cuenta sus esfuerzos para resolver las cuestiones planteadas. La empresa también afirma que la multa perjudica la innovación y el desarrollo de la IA.
Independientemente del desacuerdo del Google, la multa es un paso importante para garantizar que los creadores de contenido reciban una recompensa justa por su trabajo. La decisión también contribuye a la creación de un entorno digital más justo y equitativo.
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