Cómo la inteligencia artificial está “resucitando” a estrellas de cine muertas

Celebridades como James Dean pueden volver a la vida con clones digitales gracias al poder de la inteligencia artificial, pero esto plantea preguntas preocupantes sobre qué derechos tiene cada persona después de su muerte.

El actor americano James Dean Murió en 1955 en un accidente automovilístico después de protagonizar sólo tres películas, todas ellas muy aclamadas. Sin embargo, ahora, casi siete décadas después de su muerte, ha sido elegido como protagonista de una nueva película llamada Back to Eden. Un clon digital del actor -creado con tecnología de inteligencia artificial similar a la utilizada para generar deepfakes- caminará, hablará e interactuará en la pantalla con otros actores.

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La tecnología está a la vanguardia de las imágenes generadas por computadora (CGI), pero también está en la raíz de algunas de las preocupaciones planteadas por actores y guionistas que se han declarado en huelga en Hollywood. Temen ser reemplazados por algoritmos de inteligencia artificial, algo que, según dicen, sacrificará la creatividad en aras de obtener ganancias. 

La resurrección digital de Dean no es la primera vez que actores fallecidos aparentemente vuelven a la vida en la pantalla con la ayuda de tecnología avanzada. Carrie Fisher, Harold Ramis y Paul Walker son sólo algunas de las celebridades notables que han retomado papeles cinematográficos icónicos de forma póstuma. La cantante brasileña Elis Regina también fue resucitada recientemente para un anuncio de automóviles, donde apareció a dúo con su hija María Rita.

La clonación digital de Dean plantea una cuestión controvertida: ¿Quién posee los derechos sobre el rostro, la voz y la personalidad de alguien después de su muerte? Las reglas son oscuras y, en algunas regiones del mundo, inexistentes. El abogado Erik Kahn, coautor de un artículo sobre derechos de publicidad autopsia de celebridades para la revista Landslide, dice que cada estado de EE.UU. tiene una situación diferente. Algunos estados no tienen derechos de publicidad claros para proteger los deseos de las celebridades fallecidas.

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En general, cuando una celebridad muere, los “derechos de publicidad” pasan de la celebridad a sus familiares más cercanos o a la parte que otorgó esos derechos en un testamento. Pero Kahn dice que incluso un testamento, que generalmente dictará quién se beneficiará financieramente del uso comercial de la imagen de la celebridad fallecida, tiene un peso legal limitado, ya que "no es como un contrato porque es un documento unidireccional". El poder de cómo se utiliza la imagen de esa persona pasa a su ejecutor vivo.

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