La inteligencia artificial (IA) emerge como una fuerza transformadora en el panorama global, promehabiendo revolucionado la forma en que los gobiernos operan y sirven a sus ciudadanos. Sin embargo, un análisis del Centro de Macroeconomía y Desarrollo (CMD) advierte que esto promeEsto conlleva una serie de desafíos complejos e impactos imprevistos que requieren atención urgente.
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El estudio publicado por CMD, escrito por Tiago Peixoto, Otaviano Canuto y Luke Jordan, destaca que, aunque la IA presenta avances notables, también genera preocupación sobre una nueva forma de desigualdad digital: la desigualdad lingüística. El predominio de modelos lingüísticos formados en inglés pone en riesgo la inclusión de lenguas y culturas menos comunes. Los países con minorías lingüísticas enfrentan obstáculos para aplicar eficazmente la IA, lo que profundiza la brecha entre quienes tienen acceso a la tecnología y quienes están excluidos.
El dilema del empleo en la administración pública
La automatización impulsada por la IA plantea preocupaciones sobre el futuro del trabajo en la administración pública. A promeEste proceso de mayor eficiencia y productividad puede resultar en la automatización de tareas y el desplazamiento de empleados. El estudio de Cmacrodev enfatiza la necesidad de equilibrar los beneficios de la automatización con la protección de los trabajadores y la calidad de los servicios públicos.
La IA, según el estudio, también presenta desafíos para la movilización de ingresos gubernamentales. La automatización de funciones que antes realizaban los seres humanos plantea la cuestión de cómo garantizar una base impositiva sostenible y justa. La naturaleza global de la IA dificulta el seguimiento y los impuestos sobre las ganancias, lo que requiere una revisión de las políticas fiscales para hacer frente a esta nueva realidad.
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La amenaza a la capacidad de respuesta del gobierno
La creciente disparidad económica alimentada por la IA podría socavar la capacidad de respuesta del gobierno a las necesidades de sus ciudadanos. Una élite influyente y una población marginada pueden provocar una disminución de la legitimidad de las instituciones democráticas y una pérdida de confianza en el gobierno.
Según los tres investigadores, afrontar estos desafíos requiere un enfoque colaborativo y proactivo. Los gobiernos, la sociedad civil, el sector privado y el mundo académico deben trabajar juntos para desarrollar políticas y estrategias que garanticen el uso ético, inclusivo y responsable de la IA. Sólo así se podrá garantizar que sus beneficios lleguen a todos los miembros de la sociedad, no sólo a una minoría privilegiada, concluye el estudio.
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