En agosto, la caída fue aún más significativa. Hubo variación de 1.661,02 km² a 563,09 km².
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Ya en las sabanas del Cerrado, un bioma que ha sido sometido a profundas interferencias, debido al avance del monocultivo de soja, que también cambia radicalmente el paisaje y afecta la fauna y la flora local, el perímetro ocupado por la deforestación aumentó de 273,41 km² a 516,73 km², en septiembre de este año, en comparación con septiembre del año pasado. Al comparar las tablas de agosto de ambos años, se puede observar que el tamaño del área se mantuvo prácticamente igual, pasando de 451,81 km² a 463,36 km².
Los ambientalistas ya han reiterado pedidos a las autoridades para que miren el Cerrado con el mismo cuidado que tienen con la Región Amazónica. Según lo descubierto por el Agencia Brasil, a principios de este año, el bioma, que se puede clasificar como sabana y no en vano se la llama “cuna de las aguas”, por las reservas hídricas que alberga, podría perder el 33,9% del caudal de los ríos para 2050, si el ritmo de exploración agrícola se mantiene en los niveles actuales.
Los estados que presentan la situación de deforestación más crítica en el Cerrado son Bahía, Maranhão y Tocantins.
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(Con Agencia Brasil)
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