De acuerdo a la información, 558 km² del Cerrado fueron destruidos, un 99% más que en el mismo periodo del año pasado y casi el doble del récord de 283 km², de febrero de 2020.
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Las cifras muestran los desafíos que enfrenta el presidente Lula para revertir la destrucción ambiental.
Hasta la fecha, Lula movilizó a las agencias de protección ambiental, relanzó un programa de protección forestal y obtuvo apoyo internacional para reactivar el Fondo Amazonía, que dispone de más de 580 millones de dólares (alrededor de 3 mil millones de reales) para combatir la deforestación.
Los grupos ambientalistas han mostrado paciencia con el nuevo gobierno mientras esperan datos sobre la temporada seca, que comienza en julio, cuando la deforestación tiende a aumentar.
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"Es difícil revertir el daño de una política antiambiental en un período de tiempo tan corto", afirmó Frederico Machado, de la ONG WWF-Brasil. "La reducción de la deforestación sólo se producirá cuando se revierta consistentemente el debilitamiento de las instituciones responsables del seguimiento", añadió en una nota.
(con AFP)
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