“Usamos el CO2 industrial. El problema no es captarlo, sino qué hacemos después. Es caro deshacerse de él y actualmente no se utiliza”, afirmó el presidente de la startup, Benoît Illy, destacando las ventajas de su producto respecto a las fibras actuales.
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Según él, el impacto de CO2 sería un “70%” inferior, destacando que “la ropa es una necesidad básica”. El poliéster, al ser una fibra sintética, se puede producir de manera muy eficiente, utilizando muy poca agua y recursos, en comparación con el algodón”, añadió.
El objetivo inmediato de Fairbrics pretende instalar una fábrica de pruebas en Bélgica a mediados de 2024.
Según la startup, hay empresas interesadas en la iniciativa y la Fairbrics tendría una asociación establecida con marcas como H&M, Aigle e En funcionamiento, quien financió parte del desarrollo de esta tecnología.
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(con AFP)
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