El acrónimo DAO ganó notoriedad con la popularización de web3. Con el propósito de quitar poder a entidades o individuos, y entregárselo a la comunidad o colectivo, estas organizaciones operan en las fronteras del metaverso. Por eso el término está tan vinculado al nuevo momento de internet.
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Como ejemplo usaremos un metaverso ficticio. Considere que usted y algunos amigos han decidido invertir en un terreno virtual y necesitan tomar una decisión administrativa sobre qué hacer con el espacio. Dado que está organizado en un DAO y todos han adquirido partes iguales (fichas) Sobre el terreno, podréis elegir juntos la mejor opción colectiva sin la intervención de ningún organismo o institución reguladora. Si lo mismo se hiciera fuera del organismo descentralizado, la decisión tendría que ser comunicada a un notario o algo similar.
La DAO surge como una alternativa para reducir la burocracia
Al tratarse de un entorno virtual, los acuerdos entre las partes se basan en documentos digitales, o contratos inteligentes, que memorizan y almacenan información de forma transparente para que todos tengan acceso. Por tanto, la principal propuesta detrás de las DAO es reducir la burocracia y descentralizar más los procesos de toma de decisiones.
Evidentemente hay detalles técnicos más complejos detrás de estas organizaciones, ya que se desarrolla en el límite digital, a base de códigos. Pero, en teoría, la tendencia es que cada vez más grupos adopten el método de administración.
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El tema saltó a la luz el año pasado tras el auge del comercio de criptomonedas. Bitcoin, por ejemplo, está organizado en una DAO, ya que, cuando se comercializa el activo, no es necesaria la presencia de entidades o bancos que regulen las transacciones. Todo se hace mediante contratos inteligentes y la red blockchain.